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Santa Francisca Javier Cabrini: Un corazón que cruzó océanos

Día de la fiesta: 13 de noviembre

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En su día festivo, recordamos a una mujer cuyo valor la llevó a cruzar océanos y a llegar al corazón de miles de personas. Santa Francisca Javier Cabrini, conocida por la mayoría como Madre Cabrini, sigue inspirando a familias y catequistas con su fe en Dios y su amor práctico y generoso hacia los necesitados.


Francesca Cabrini nació en Italia en 1850, la decimotercera hija de una familia marcada por la enfermedad y la pérdida. Era pequeña, callada y a menudo enferma, pero albergaba un sueño sorprendente en su corazón. De niña, doblaba barquitos de papel, los llenaba de pétalos de flores y los colocaba en el río, imaginando que navegaban hacia lugares lejanos llevando el amor de Dios a quienes necesitaban esperanza.


Al crecer, muchos le decían que era demasiado débil para ser misionera. En lugar de dejar que esas dudas la definieran, Francesca confió en que Dios guiaría el sueño que había sembrado en ella. Se hizo religiosa y fundó las Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón, una comunidad dedicada a la oración y al servicio. Anhelaba viajar a China, pero su camino cambió al conocer al Papa León XIII. Tras escuchar sus planes, él la orientó con delicadeza: «No al Este. Ve al Oeste». La envió a Estados Unidos para cuidar de los miles de inmigrantes que llegaban con muy poco.


Aunque le tenía miedo a las aguas profundas, Francesca se embarcó, cruzó el océano y entró con valentía en un mundo nuevo. En América encontró familias solitarias, con dificultades económicas y que intentaban construir una vida lejos de casa. Madre Cabrini respondió con energía y compasión . Abrió escuelas para que los niños pudieran aprender, hospitales para que las familias recibieran atención médica y orfanatos para que los niños huérfanos tuvieran un hogar. Buscó a quienes se sentían olvidados y los convirtió en el centro de su misión.


La vida de la Madre Cabrini nos muestra que la santidad no depende de la fuerza ni de la perfección. Nace de la confianza en Dios y de la elección constante del amor. Su ejemplo nos invita a fijarnos en las personas que nos rodean y que tal vez se sientan invisibles, y a creer que Dios puede obrar algo hermoso a través de cada uno de nosotros.


Al compartir su historia con los niños, es útil resaltar sus humildes comienzos y su gran corazón. Los niños comprenden lo que significa tener miedo y pueden ver cómo la Madre Cabrini le pidió a Dios valor para seguir su misión. Pueden aprender de la manera en que acogía a los inmigrantes, visitaba a los solitarios y cuidaba a los niños sin hogar. Invitarlos a pensar en alguien de la escuela o de su parroquia que pueda necesitar bondad hace que su ejemplo sea real y cercano para ellos.


Las actividades sencillas también ayudan a dar vida a su historia: hacer “barcos de bondad” como los que imaginaba de niña, elegir un pequeño acto de bienvenida para alguien nuevo u orar: “Jesús, dame un corazón valiente y acogedor como el de la Madre Cabrini”.


Para una versión de su historia adaptada a los niños, junto con actividades y materiales imprimibles para usar en casa o en el aula, visite nuestra página de recursos sobre la santa Madre Cabrini.

 
 
 

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