GRATITUD
- Father Arturo J. Bañuelas
- 24 nov
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Inculcar la gratitud en nuestros hijos es una de las grandes lecciones espirituales que podemos enseñarles.
Cuando estamos agradecidos, se nos abren los ojos para ver las infinitas y hermosas gracias y dones que recibimos a diario de Dios. Parecen rodearnos todo el día.
Simplemente decir: “Gracias Dios” es el comienzo de una manera especial de orar cada día, pero especialmente por la noche.
De esta manera, nos preparamos para una nueva bendición en un nuevo día.
Ser agradecidos nos ayuda a relacionarnos con Dios con nuestro corazón y nos da energía para cultivar un profundo aprecio por los demás, por la vida, por la creación, por los amigos, por la comida, por todo lo que Dios nos da como recordatorio de su amor por nosotros.
Dar gracias transforma nuestro corazón para estar listo para recibir dones y bendiciones, y nos ayuda a superar las decepciones, los fracasos y las frustraciones que enfrentamos en la vida. Llenos de gratitud, nos volvemos más capaces de ver la mano de Dios sosteniéndonos con gracias más allá de cualquier desafío del día.
El Salmo 100 dice: Denle gracias; bendigan su nombre. Porque el Señor es bueno; su amor inquebrantable perdura para siempre, y su fidelidad por todas las generaciones.
Es muy importante espiritualmente que la familia se reúna con frecuencia para dar gracias juntos y permitir aún más la presencia de Dios en la vida familiar. Dios siempre es bueno con nosotros, y nuestra gratitud nos llena de su amor y sus gracias.



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